jueves, 26 de mayo de 2011

LAS NEURONAS SE REGENERAN

El neurobiólogo mexicano Arturo Alvarez-Buylla, Premio Príncipe de Asturias de ciencias

 

El neurólogo mexicano Arturo Álvarez-Buylla fue distinguido junto con el americano Joseph Altman y el italiano Giacomo Rizzolatti, con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2011.

 
     Este premio es otorgado a quienes con sus descubrimientos o labor de investigación hacen una contribución relevante para el progreso de la humanidad en los campos de las matemáticas, la física, la química, la biología, la medicina, las ciencias ambientales, de la tierra y del espacio, así como técnicas y tecnologías relacionadas con ellas.
     Su nominación se debe a que identificó los mecanismos fundamentales inherentes a la neurogénesis, es decir la regeneración de neuronas en cerebros adultos y por  el descubrimiento de las células progenitoras de nuevas neuronas, llamadas neuronas espejo.   Sus investigaciones han abierto esperanzadoras vías a una nueva generación de tratamientos para combatir enfermedades neurodegenerativas o asociadas al cerebro, como el Alzheimer, el Parkinson o el Autismo.

     Arturo Álvarez-Buylla es actualmente investigador y profesor en la Universidad de California en San Francisco,  donde es Director del Laboratorio de Neurogénesis. Es uno de los más importantes investigadores de la neurogénesis continua de las células cerebrales en los mamíferos adultos y sus descubrimientos han destruido el viejo dogma biológico que dice que sólo se tienen las neuronas con las que se nace y que no se generan neuronas nuevas a lo largo de la vida. Descubrió que una subpoblación de células gliales funciona como progenitores primarios de nuevas neuronas que se incorporan al bulbo olfativo. Utilizando métodos inmunocitoquímicos, microscopía óptica y electrónica, describió en ese sistema la zona sub-ventricular, que es el origen de la neurogénesis de células olfativas en el adulto y la migración en cadena de estas células para alcanzar el bulbo olfativo, siguiendo una vía específica denominada rostral “migratory stream”.

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